Música y mucho afecto durante el lanzamiento del nuevo libro de Henry Espinal

Con una noche muy musical y rodeado de sus seguidores y amigos, Henry Espinal, “El profe”, presentó a consideración del público su nuevo libro «Caicedonia, historia cronológica».

El libro registra el devenir de un pueblo, testimonia y deja constancia de sucesos y personajes que han tenido gran importancia para Caicedonia; pero sobre todo es un volumen que intenta que la historia no se vuelva olvido, que los sucesos que contribuyeron a lo que hoy es Caicedonia, una ciudad pujante, no sean borrados por la indiferencia y el desconocimiento. 

El mérito del trabajo de Henry es el de haber indagado pacienzudamente en la historia de Caicedonia para elaborar este texto que seguramente se convertirá en un documento de consulta para conocer momentos, personajes y sucesos de una ciudad que sigue creciendo, que continúa su caminar hacia un futuro de desarrollo y progreso.

Inició la jornada cultural con la lectura que hizo Juan David Espinal.

Inició la jornada cultural con la lectura que hizo Juan David Espinal del contenido de la contraportada de la obra, en la que se destaca el esfuerzo investigativo del autor, pero sobre todo del amor de este por la tierra que retrata en su libro.

Henry en su intervención agradeció a quienes apoyaron su empeño e instó a que Caicedonia vuelva los ojos sobre la cultura; pidió que haya más preocupación por el quehacer artístico de la ciudad y dejó constancia de su agradecimiento para quienes hicieron posible que el libro se hiciera realidad.

Henry en su intervención agradeció a quienes apoyaron su empeño

La presentación del autor estuvo a cargo de Manuel Tiberio Bermúdez, quien señaló:

Cuando el amor se hace libro

¿Qué puede decir uno del pueblo que ama y en el que ha vivido toda su vida? Y más si se siente un caicedonense raizal y agita la bandera del caicedonismo a donde quiera que la vida lo lleve. 

Si no fuera porque la fe de bautismo lo desmentiría, él podría decir que es oriundo de Caicedonia. Pero la partida de bautismo, como cualquier comadre lengüilarga, señala que nació en Sevilla. Si no fuera por este documento, —repito—, pocos se imaginarían que Henry Hore Espinal Moreno, no es de Caicedonia. 

Aquí llegó de tan solo 5 años de edad; aquí ha hecho su vida, sus estudios, y fue aquí donde entonó sus primeras canciones, pues su amor al canto ha estado en su ADN vivencial desde que en 1948, cuando en el Teatro Junín, de ese entonces, quiso suceder a Carlitos Gardel cantando el tema «Silencio» dedicado a las madres en su día. Desde ese ayer hasta hoy, Henry Hore Espinal Moreno, no ha parado de cantar.

Como cualquier montañero criado en este pueblo, en el que desde siempre nos ha aventado tangos lacrimosos y pendencieros desde todas las cantinas,  el repertorio inicial de Henry fueron los tangos: Magaldi, Gardel, Corsini, Alberto Gómez, Pepe Aguirre, entre otros artistas del momento, hacían parte de su «play list», como dicen ahora los muchachos.

Fue gracias a «Muñeca brava» un tango de Enrique Cadícamo, pero que, “El Mudo” Carlitos Gardel pusiera a caminar por el mundo, que  Henry se llevó el primer puesto del concurso de cantantes realizado en el Teatro de La Normal María Inmaculada en el año 1958. Sí, señoras y señores muchos tangos se han cantado desde entonces.

A Henry también le tocó vivir en nuestro pueblo el horror de la violencia partidista; le tocó testimoniar esa época oscura del terror que llenó de llanto y de cruces a toda Colombia, quizá por eso, él lo confiesa en una nota autobiográfica: «En mi caso, marcó mi vida de un temor absoluto para vivir o para visitar fincas».

Para el año de 1961 fue nombrado profesor del Colegio Bolivariano y desde aquel entonces la docencia fue su compromiso con los otros, con el saber, con la formación de ciudadanos de bien para el futuro. Muchos de los que esta noche le acompañamos en ese recinto tuvimos la fortuna de ser sus alumnos, y de al menos poder saludar en inglés cuando la vida nos llevó al extranjero. 

Pero nadie se escapa a las flechas lanzadas por Cupido y por eso en septiembre de 1963 una muchacha menudita y vivaz en vez de tangos le puso a escuchar la Marcha Nupcial de Mendelson;  y a los pocos meses a muñequiar con Aida Julieta, la primera hija de la pareja. Luego llegarían con más felicidad para el hogar: Beatriz, Helena, Carlos  Orlando y Annamaria que han sido la razón de su existir.

Hablar de Henry no es difícil, pero sí extenso porque ha hecho de todo. Es como alguna vez definiera Pedro Juan Herrera a alguien que hacía muchos oficios: “saspelucarpincantina”, es decir, sastrería, peluquería, carpintería y cantina.

Quienes lo conocemos sabemos que ha sido del Club de Leones; profesor, creador del Festival de Música Religiosa de Caicedonia que hoy en agradecimiento a su labor lleva su nombre. Deportista, mecenas de cantantes. Fue integrante de la Casa de la Cultura de Caicedonia; ha grabado varios CDs: Líricas Latinoamericanas y otro de tangos y participó en la grabación de “Cuatro tenores sevillanos”;  las presentaciones como solista le han llevado a varias ciudades, no solo del Valle del Cauca, sino a otras del resto del país.

Y hoy, Henry, que no termina de realizar acciones a favor del pueblo que quiere y que lo quiere, está presentando a consideración del público un libro que ha titulado “Caicedonia, historia cronológica”, una monografía, un trabajo que exigió dedicación, constancia y paciencia para la verificación de datos, para hurgar en revistas, en periódicos, para hablar con la gente y para escudriñar en documentos, que son difíciles de  hallar, para adentrarse el pasado y el presente de esa ciudad que lleva en su corazón.

Y sobre el libro no les voy a contar nada porque estoy convencido de que todos los que hoy nos acompañan saldrán con un ejemplar bajo del brazo para que se vuelva un texto de consulta, pero más que eso, para que se convierta en el testimonio escrito de lo que es el amor por Caicedonia, el terruño que a Henry le tocó en suerte para vivir.

Me alegra estar aquí hoy acompañando a Henry, mi profesor de ayer, pero sobre todo;  mi amigo de hoy y a quien deseo muchos éxitos con su nuevo libro.

Gracias 

Luego la música hizo presencia en el escenario para homenajear al Henry, que ama la música, que la ha practicado. No hay que olvidar que Henry también ha sido formador de talentos.

La noche se hizo especial con las actuaciones de Catalina Sánchez Saba; Verónica Valencia Osorio; la pianista María de los Ángeles Gómez; Gustavo Rincón; la violinista Sofía Gómez Espinal y la cantante lírica Zulay Peña.

La emoción de Henry contagió a todos los presentes que vivieron, las muestras de afecto de los artistas y el cariño que le profesan sus amigos.

La noche terminó con la firma de libros. Buen viaje para este nuevo libro de Henry Espinal que hoy emprende su gitanía por el mundo en manos de sus lectores.

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